LITURGIA DE LAS HORAS

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Monday, August 14, 2006

S. José Calasanz / Fiesta del Patrocinio

Solemnidad
25 de agosto y 27 de noviembre

EDUCADOR
Y FUNDADOR DE LAS ESCUELAS PÍAS

Nació en Peralta de la Sal, en el reino de Aragón, el año 1557. Terminados felizmente sus estudios, recibió la ordenación sacerdotal y ejerció el ministe­rio en España. Más tarde abrió en Roma las primeras escuelas para instruir a los niños pobres en la piedad y en las letras, y fundó nuestra Orden, aña­dién­dole un cuarto voto de dedicación especial a la educación de los niños. Hubo de soportar muchas penalidades y sufrió también las calumnias de los envidiosos, hasta el punto de que los mismos Papas le otorgaron con razón el título de Nuevo Job. Murió en Roma el año 1648. Pío XII lo proclamó celestial Patrono ante Dios de todas las escuelas populares cristianas del mundo.


PRIMERAS VÍSPERAS

Himno
Las campanas repican vibrantes,
Calasanz, volteando en tu honor,
y los cirios te ofrecen semblantes
en tu altar su poema de amor;
así quieren tus hijos queridos
sobre el son de las torres cantar
y con besos de amantes latidos
ser los cirios que alumbren tu altar.
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz.

Insigne pedagogo
mentor de juventudes,
espejo de virtudes,
del alma estudiantil;
alumbra nuestras mentes,
inflama nuestros pechos,
de amores y ansias hechos y vida juvenil.

Las campanas repican vibrantes.
Calasanz, volteando en tu honor,
y los cirios te ofrecen semblantes
en tu altar su poema de amor;
así quieren tus hijos queridos
sobre el son de las torres cantar
y con besos de amantes latidos
ser los cirios que alumbren tu altar.
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz.

SALMODIA

Antífona 1
Alabad, niños, al Señor, alabad el nombre del Señor.
Salmo 112
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Antífona
Alabad, niños, al Señor, alabad el nombre del Señor.
Antífona 2
Abrazando a los niños e imponiéndoles las manos, los bendecía.
Salmo 145
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Antífona
Abrazando a los niños e imponiéndoles las manos, los bendecía.
Antífona 3
Si no volvéis a ser como niños no entraréis en el reino de los cielos.
Cántico Ef. 1, 3 - 10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido.
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Antífona
Si no volvéis a ser como niños no entraréis en el reino de los cielos.
Lectura breve 1 Cor 4, 14b - 16
Os llamo la atención como a hijos queridos, porque como cristianos tendréis mil tutores, pero padre no tenéis muchos; como cristianos fui yo quien os engendré a vosotros con el evangelio. Por eso os exhorto a que sigáis mi ejemplo, como sigo yo el de Cristo.

Responsorio breve
R.- Venid, hijos. * escuchadme. Venid
V.- Yo os enseñaré el santo temor de Dios. Escuchadme. Gloria al Padre. Venid

Magníficat
Antífona
Dejad que los niños se acerquen a mí, y no se lo impidáis, porque de ellos es el reino de Dios.

Preces
Alabemos dignamente a Cristo, que vino al mundo para dar testimonio de la verdad, y pidámosle con humildad:
Cristo, escúchanos.
Tu que eres el camino sin el cual nadie llega al Padre,
- haz que la piedad se incremento cada vez mas en la Iglesia.
Cristo, escúchanos.
Tú que eres la verdad que libera a los hombres,
- haz que todos los hombres tengan acceso a la luz de la ciencia humana y de la ciencia divina.
Cristo, escúchanos.
Tú que eres la vida, que deseas comunicar con abundancia a todos,
- haz que los niños encomendados a nuestro cuidado vivan siempre de Ti.
Cristo, escúchanos.
Tú, que eres la fuente de agua viva que brota hasta la vida eterna,
- haz que todos los escolapios caminen por la senda de la santidad.
Cristo, escúchanos.
Tú que otorgas la vida eterna a tus ovejas, para que nadie las arrebate de tu mano,
- ten piedad de nuestros hermanos difuntos, por los que entregaste tu vida.
Cristo, escúchanos.

Padre nuestro

Oración
Señor, Dios nuestro, que has enriquecido a San José de Calasanz con la caridad y la paciencia, para que pudiera entregarse sin descanso a la formación humana y cristiana de los niños; concédenos te rogamos, imitar en su servicio a la verdad al que veneramos hoy como maestro de sabiduría. Por nuestro Señor...

OFICIO DE LECTURA


INVITATORIO

Antífona
Venid, adoremos a Cristo, el Maestro bueno, que desea que los niños se acerquen a él.
Salmo invitatorio

HIMNO
El alma de los niños,
imán de tus amores,
celebra tus favores, José de Calasanz;
y a impulso de cariños,
que son del cielo encanto
ensalza con su canto
tu ciencia y tu piedad.

¨Los niños son tu herencia¨,
te dice Dios un día,
y en él, la Escuela Pía
brotaba sin rival.
De Dios allí los niños
el nombre silabean,
cual aves que gorjean
su trino matinal.

El alma de los niños,
imán de tus amores,
celebra tus favores, José de Calasanz;
y a impulso de cariños,
que son del cielo encanto
ensalza con su canto
tu ciencia y tu piedad.
SALMODIA

Antífona 1

El Señor se adelantó a bendecirme con el éxito, me concedió lo que deseaba mi corazón.

Salmo 20, 2 - 8. 14
¡Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
y lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia:
porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Antífona
El Señor se adelantó a bendecirme con el éxito, me concedió lo que deseaba mi corazón.

Antífona 2.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor! De la boca de los infantes y de los niños de pecho has sacado alabanza.


Salmo 91, 1
Es bueno dar gracias al Señor
y tañer para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras:

tus acciones, Señor, son mi alegría
y mi júbilo las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!.
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Antífona
¡Qué magníficas son tus obras, Señor! De la boca de los infantes y de los niños de pecho has sacado alabanza.

Antífona 3.
Tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo, tú que en el aprieto me diste anchura.


Salmo 91, II
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como palmera,
se alzará como cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso;
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Antífona
Tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo, tú que en el aprieto me diste anchura.

VERSÍCULO
V. - El temor del Señor es escuela de sabiduría.
R. - Delante de la gloria va la humildad.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 51, 18 - 33

Siendo aún joven, antes de torcerme, deseé la sabiduría con toda el alma, la busqué desde mi juventud y hasta la muerte la perseguiré; crecía como racimo que madura, y mi corazón gozaba con ella, mis pasos caminaban fielmente siguiendo sus huellas desde joven, presté oído un poco para recibirla, y alcancé doctrina copiosa; su yugo me resultó glorioso, daré gracias al que me enseñó; decidí seguirla fielmente, cuando la alcance no me avergonzaré; mi alma se pegó a ella, y no apartaré de ella el rostro; mi alma saboreó sus frutos, y jamás me apartaré de ella; mi mano abrió sus puertas, la mimaré y la contemplaré; mi alma la siguió fielmente y la poseyó con pureza; con sus consejos conseguí prudencia, por eso no la abandonaré; mis entrañas se conmovían al mirarla, por eso la adquirí como posesión preciosa; el Señor me concedió lo que pedían mis labios, con mi lengua le daré gracias. Vosotros, ignorantes, venid a mí, y habitad en mi escuela. ¿Hasta cuándo os faltará esto y aquello, y se muere de sed vuestra alma? Abrí la boca para hablar de ella: comprad sabiduría de balde.

Responsorio Is 55; 1; Lam 4, 4
R.- Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero, apresuraos, comprad y comed. * Venid, comprad sin dinero y sin necesidad de pagar.
Y.- Los pequeñuelos piden pan, no hay quien se lo reparta. * Venid.

SEGUNDA LECTURA

De los escritos de San José de Calasanz, presbítero.
(Memorial al cardenal M. A. Tonti, 1621: Ephemerides Calasanetianae 36, 9-10, Roma 1967, pp. 473-474; L. Picanyol, Epistolario di S. Guiseppe Calasanzio, 9 volúmenes, edición calasancio, Roma 1951-1956, passim)

Procuremos vivir unidos a Cristo y agradarle sólo a él

Nadie ignora la gran dignidad y mérito que tiene el ministerio de instruir a los niños, principalmente a los pobres, ayudándolos así a conseguir la vida eterna. En efecto, la solicitud por instruirlos, principalmente en la piedad y en la doctrina cristiana, redunda en bien de sus cuerpos y de sus almas, y, por esto, los que a ello se dedican ejercen una función muy parecida al de sus ángeles custodios.

Además, es una gran ayuda para que los adolescentes, de cualquier género o condición, se aparten del mal y se sientan suavemente atraídos e impulsados a la práctica del bien.

La experiencia demuestra que, con esta ayuda, los adolescentes llegan a mejorar de tal modo su conducta, que ya no parecen los mismos de antes. Mientras son adolescentes, son como retoños de plantas que su educador puede inclinar en la dirección que le plazca, mientras que, si se espera a que endurezcan, ya sabemos la gran dificultad o, a veces, la total imposibilidad que supone el doblegarlos.

La adecuada educación de los niños, principalmente de los pobres, no sólo contribuye al aumento de su dignidad humana, sino que es algo que merece la aprobación de todos los miem­bros de la sociedad civil y cristiana: de los padres, que son los primeros en alegrarse de que sus hijos sean conducidos por el buen camino; de los gobernantes, que obtienen así unos súb­ditos honrados y unos buenos ciudadanos; y, sobre todo, de la Iglesia, ya que son introducidos de un modo más eficaz en su multiforme manera de vivir y de obrar, como seguidores de Cristo y testigos del Evangelio.

Los que se comprometen a ejercer con la máxima solicitud esta misión educadora, han de estar dotados de una gran caridad, de una paciencia sin límites y, sobre todo, de una profunda humildad, para que así sean hallados dignos de que el Señor, si se lo piden con humilde afecto, los haga idóneos cooperadores de la verdad, los fortalezca en el cumplimiento de este nobilísimo oficio y les dé finalmente el premio celestial, según aquellas palabras de la Escritura: Los que enseñaron a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por toda la eternidad.

Todo esto conseguirán más fácilmente si, fieles a su compromiso perpetuo de servicio, procuran vivir unidos a Cristo y agradarle sólo a él, ya que él ha dicho: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Responsorio 1Ts 2, 8; Ga 4, 19
R.- Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas. * Porque os habíais ganado nuestro amor.
Y.- Hijos míos, otra vez me causáis dolores de parto, hasta que Cristo tome forma en vosotros. * Porque os habíais.

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has enriquecido a san José de Calasanz con la caridad y la paciencia, para que pudiera entregarse sin descanso a la formación humana y cristiana de los niños, concédenos, te rogamos, imitar en su servicio a al verdad al que veneramos hoy como maestro de sabiduría. Por nuestro Señor Jesucristo...


LAUDES


Himno
El alma de los niños,
imán de tus amores,
celebra tus favores, José de Calasanz;
y a impulso de cariños,
que son del cielo encanto
ensalza con su canto
tu ciencia y tu piedad.

Bendice tus escuelas,
apóstol de la infancia;
conserva la fragancia
del virginal candor;
y logren ante el cielo
tus santas oraciones
guardar los corazones
del vicio y del error.

SALMODIA

Antífona 1
Sed constantes y veréis la salvación del Señor sobre vosotros.


Salmo 62, 2 - 9
El alma sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Antífona
Sed constantes y veréis la salvación del Señor sobre vosotros.

Antífona 2
Esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones.


Cántico Dn 3, 57 - 88. 56

Toda la creación alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocio, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona
Esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones.

Antífona 3
Le dio la victoria en la dura batalla, para que supiera que la piedad es más fuerte que nada.


Salmo 149

Alegría de los santos
Los hijos de la Iglesia, nuevo pue­blo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y citaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia, dictada
es un honor para todos sus fieles.
Antífona
Le dio la victoria en la dura batalla, para que supiera que la piedad es más fuerte que nada.

Lectura breve 3 Jn 3 - 4
Muchísimo me alegré cuando llegaron los hermanos y me contaron que sigues fiel a la verdad y que vives de acuerdo con ella. Mi mayor alegría es oír que mis hijos caminan a la luz de la verdad.

RESPONSORIO
R.- En la luz florece toda bondad, honradez y sinceridad. Portaos como hijos de la luz. *En la luz florece.
V.- Antes erais tinieblas. * Portaos como hijos de la luz. Gloria al Padre. * En la luz florece.

BENEDICTUS

Antífona
El que cumpla y enseñe, ése será declarado grande en el Rei­no de Dios.

PRECES

Demos gracias a Cristo, el buen pastor, que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:Apacienta a tu pueblo, Señor.Cristo, que en los santos educadores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
- haz que por ellos continúe llegando a los niños tu acción misericordiosa.
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Tú que quisiste que los niños se acercaran a Ti,
- bendice nuestro trabajo con ellos, para que logremos llevarlos a Ti.
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Tú, que consideras como hecho a Ti lo que se hace al más pequeño de los tuyos,
- enséñanos a descubrirte siempre en nuestros alumnos.
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,
- haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Padre nuestro

Oración
Señor, Dios nuestro, que has enriquecido a San José de Calasanz con la caridad y la paciencia, para que pudiera entregarse sin descanso a la formación humana y cristiana de los niños; concédenos te rogamos, imitar en su servicio a la verdad al que veneramos hoy como maestro de sabiduría. Por nuestro Señor...


SEGUNDAS VÍSPERAS


Himno
Las campanas repican vibrantes,
Calasanz, volteando en tu honor,
y los cirios te ofrecen semblantes
en tu altar su poema de amor;
así quieren tus hijos queridos
sobre el son de las torres cantar
y con besos de amantes latidos
ser los cirios que alumbren tu altar.
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz.

Insigne pedagogo
mentor de juventudes,
espejo de virtudes,
del alma estudiantil;
alumbra nuestras mentes,
inflama nuestros pechos,
de amores y ansias hechos y vida juvenil.

Las campanas repican vibrantes,
Calasanz, volteando en tu honor,
y los cirios te ofrecen semblantes
en tu altar su poema de amor;
así quieren tus hijos queridos
sobre el son de las torres cantar
y con besos de amantes latidos
ser los cirios que alumbren tu altar.
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz.

SALMODIA

Antífona 1.
El que reciba a un pequeñuelo en mi nombre, me recibe a mí.


Salmo 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.
Antífona
El que reciba a un pequeñuelo en mi nombre, me recibe a mí.

Antífona 2.
El que se humillara, como este pequeñuelo, ése es el mayor en el reino de los cielos.

Salmo 111
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
Rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Antífona
El que se humillara, como este pequeñuelo, ése es el mayor en el reino de los cielos.

Antífona 3.
El que cumpla y enseñe, ése será declarado grande en el reino de los cielos.


Cántico - Ap 15, 3 - 4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Antífona 3.
El que cumpla y enseñe, ése será declarado grande en el reino de los cielos.

LECTURA BREVE (Fil 4, 8 – 9)
Por último, hermanos, todo lo que sea verdadero, todo lo res­petable, todo lo justo, todo lo limpio, todo lo estimable, todo lo de buena fama, cualquier virtud o mérito que haya, eso te­nedlo por vuestro; y lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis de mí o en mí, eso llevadlo a la práctica; así el Dios de la paz estará con vosotros.

RESPONSORIO
R.- No amemos con palabras y de boca, sino con obras y de verdad. * Para que seamos cooperadores de la verdad.
V.- Caminemos en la luz, como él está en la luz. * Para que seamos. Gloria al Padre. No amemos.

MAGNIFICAT

Antífona
Dios, que ha sido mi pastor desde el nacimiento hasta hoy, que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos niños y continúe en ellos su nombre.

PRECES

Alabemos dignamente a Cristo, que vino al mundo para dar testimonio de la verdad, y pidámosle con humildad:
Cristo, escúchanos.
Tu que eres el camino sin el cual nadie llega al Padre,
- haz que la piedad se incremento cada vez mas en la Iglesia.
Cristo, escúchanos.
Tú que eres la verdad que libera a los hombres,
- haz que todos los hombres tengan acceso a la luz de la ciencia humana y de la ciencia divina.
Cristo, escúchanos.
Tú que eres la vida, que deseas comunicar con abundancia a todos,
- haz que los niños encomendados a nuestro cuidado vivan siempre de Ti.
Cristo, escúchanos.
Tú, que eres la fuente de agua viva que brota hasta la vida eterna,
- haz que todos los escolapios caminen por la senda de la santidad.
Cristo, escúchanos.
Tú que otorgas la vida eterna a tus ovejas, para que nadie las arrebate de tu mano,
- ten piedad de nuestros hermanos difuntos, por los que entregaste tu vida.
Cristo, escúchanos.

Padre Nuestro

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has enriquecido a San José de Calasanz con la caridad y la paciencia, para que pudiera entregarse sin descanso a la formación humana y cristiana de los niños; concédenos te rogamos, imitar en su servicio a la verdad al que veneramos hoy como maestro de sabiduría. Por Jesucristo Nuestro Señor ...